LAS PUERTAS
ROTAS
Salvador Dali, Escritorio Antropomórfico
Me he quedado con todas las horas,
con los caballos rojos,
las flores destempladas,
me he quedado con eso que no quería mirar
y he tenido una visión
translúcida
allí donde se hallan tus cuatro ojos colgados.
Ahora que estoy con esta crónica
y mi sobrecogida libertad,
mis cabellos,
mi resonancia a cerca de tu espalda,
todo guarda riguroso silencio.
Y subo
y bajo como un errante
y soy un ente colérico
y entro por la materia de mi apellido
y me burlo,
me burlo de que existan entidades privadas
exentas de tal condensación.
Yo soy lo próximo y lo ajeno,
la realidad que ha roto la puerta
y ha hecho estallar la metáfora,
el camuflaje
en una representación del corazón
en sentido hidrolítico,
en el aspecto acuoso y latente del corazón,
en lo alto de su estaticidad
condenado a guardar
riguroso silencio.
Mi corazón es una broca,
mi corazón es una bala,
mi corazón es la primera vez
y ha creado la palabra,
mi corazón sale de mí
y recoge la bofetada
cuando la luz
le muestra
un coágulo en la madera.
Mi corazón es la puerta,
mi corazón es mi puño,
mi corazón es mi destino
estoy llamando con mi voz
en no sé qué desorden físico
y siento la angustia de la madera.
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